LINDA ÉPOCA
Época actual en la que todos opinan, varios
discuten, pocos piensan. Muchos leen,
algunos conocen, pocos saben. Comprar un libro bestseller para poder opinar
en los foros intelectuales de Facebook o luego poder decir que es mejor el
libro que la película y pasarse de cool en la reunión social de turno.
Época en la que se disfruta más del cariño
virtual lleno de emoticones que del beso sincero de amigo y un abrazo rompe
costillas. Más común unirse al saludo del grupo whatsapp diciendo FELIZ
CUMPLEAÑOS, BENDICIONES! que hacer una
llamada, a pesar de tener plan con minutos ilimitados.
Época en la que la apariencia física tiene más
trascendencia que nunca antes porque es
más notorio si tienes un vello de más en
las cejas, si las pestañas no se ven pobladas o si no has usado el iluminador
que te quite lo opaco del cutis.
En la que no basta un shampoo y un
acondicionador para mantener tu cabello cool sino que DEBES aprovechar la crema
para peinar, el antifrizz para puntas y el brillo “natural” para el medio; un
poco de mousse para dar volumen que la keratina te quitó y al final un piti de
spray para que el look conseguido tras 50 minutos con el secador, la plancha y
el rizador se quede por lo menos las próximas 4 horas o hasta que te hayas
tomado las fotos suficientes para Facebook, Instagram, twitter, snapchat y
Tumblr y sólo si el outfit está muy IN, aprovechar
de cambiar el perfil de Linkedin y poner una nueva APTITUD para que la validen mis conocidos (los de
verdad y los que he aceptado porque me invitaron).
Época de perseguir el IGUALISMO pero a través
de un FEMINISMO empedernido en el que el 99% de mujeres no se siente
identificado y que repulso con toda mi esencia femenina si para ser considerada
más mujer debo andar en short/minifalda todos los días, mostrar mi pecho día
por medio y ponerme un tatoo que me haga más sexy. Nada en contra de quienes
tengan estos gustos y el cuerpo que les luzca, pero SÍ si en contra de que sea
el mínimo común entre quienes defiendan la “libertad de la mujer” como el
derecho a renunciar a la auténtica y elegante femineidad, intentando
equipararse en lisuras, trago y sexualidad desbordante a los machos cavernícolas
a los que dicen repudiar.
Época linda en la que estar, no resignados sino
alertas. No dormidos sino vigilantes. No
apocados sino humildes. Sí, humildes. Para ubicarnos en tiempo y espacio y para saber
que aunque no merezcamos conocer la Verdad (mayúscula a propósito), la
conocemos y la defendemos; no con bombas ni frases hirientes; no con hashtags
sino con una lucha sana consigo mismo
por mantener la coherencia de valores sin claudicar ante la época. Linda época;
la quiero porque en ella estoy. Pero las épocas cambian, los valores NO.
MJCA

